El monumento a Manuel Candamo, Presidente de la República por sólo 7 meses (septiembre de 1903 a mayo de 1904), fue inaugurado por Leguía en 1912 y la tradición lo atribuye al escultor Líbero Valente. El efímero mandatario había sido representado a pie, ante el sillón de Pizarro. Algunos meses después de la inauguración del artístico y merecido monumento, el silencio de la noche fue interrumpido por el estallido de una explosión.
Catorce años más tarde (en 1926), el mismo Presidente Leguía re-inauguró, en el Parque Neptuno, otro monumento a la memoria de Manuel Candamo, obra del joven escultor peruano Artemio Ocaña Bejarano. El pedestal de mármol sigue siendo el original del escultor francés Mercier, esta vez se ha representado al Presidente de pie.
Como sucede actualmente en nuestra sociedad, estas historias ya no parecen importarles a muchas personas, que liberan su "creatividad" precisamente dañando los monumentos en homenaje a personas que en el pasado ayudaron a forjar una sociedad que ellos soñaron, seria avanzada y exponente de un alto grado de civilización. Todo esto queda en una retorica obsoleta cuando vemos estas imágenes:
Fotos: Jorge Hinojosa León
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